II SEMANA - QUINTO DÍA - Consagración de nuestros bienes interiores
II SEMANA – QUINTO
DÍA
Consagración de nuestros bienes interiores. Direccionar todos
nuestros pensamientos y sentimientos a Dios.
1.- Por
la mañana, al levantarse:
Rezar:
o
Credo
Creo en un solo
Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la
tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo
Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó
del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue
crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha
del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a
vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador
de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el
Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del
mundo futuro.
Amén.
o
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según
lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. (Lucas 1, 46-55)
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en
principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
o
Consagración
del día a María para que actúe en nosotros y nos proteja de todo peligro.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti, y
en prueba de mi filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh,
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
o
Invocación del
Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus
fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está
extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la
virtud,
dales el puerto de la
salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén.
o
Oración
María, Madre del Verbo, yo te consagro
toda mi vida intelectual y espiritual, ese lugar en donde pueden nacer los
malos pensamientos que ensucian al hombre, pero también lo que edifica como son
las palabras que consuelan y confortan. María, que del tesoro de mi corazón no
salgan más que cosas buenas, como de tu Corazón, de manera que pueda con ellas
enriquecer al mundo entero. ¡Oh, Madre del Verbo! Cuídame de mis palabras
vanas, que mis palabras sean plegarias, y que éstas tengan tal fecundidad
espiritual que nazca el Verbo en los corazones de quienes las escuchen. María
yo te consagro mi lengua. Tu que eres la voz silenciosa de los apóstoles,
vigila en la puerta de mis labios y pon un guardia angelical en mi boca. Sobre
todo, haz nacer en mí al Verbo; que de mi corazón se desborden palabras bellas
Amén.
Proponer y pedir al Espíritu Santo, que nos dé su gracia para
poder vivir:
o
El Propósito del día:
Preferir las cosas del cielo a las de la tierra.
o
La imitación de María:
Meditar en las cosas que Dios va haciendo en mi vida.
o
Y la práctica Penitencial:
Hacer un esfuerzo sea por ir a misa o por hacer una visita al
Santísimo.
2.-
En el momento más oportuno:
o
Lectura de la Sagrada Escritura
“Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como
pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas
en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien
lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser
hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que
es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe,
y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus
padecimientos, llegando a ser como El en su muerte, a fin de llegar a la
resurrección de entre los muertos..” Fil 3,7-11.
“Y Jesús descendió con ellos y vino a Nazareth, y continuó sujeto
a ellos. Y su madre atesoraba todas estas cosas en su corazón.” Lc 2,51.
o
Lectura sobre el Misterio de María – VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA
[Los números en corchete son los números del “tratado de la
verdadera devoción”]
María en el misterio de la Iglesia
Sólo a María ha entregado Dios las llaves que dan entrada a la
intimidad del amor divino y el poder de dar entrada a los demás por los caminos
más sublimes y secretos de la perfección.
Sólo María permite la entrada en el paraíso terrestre a los pobres
hijos de la Eva infiel para pasearse allí agradablemente con Dios, esconderse
de sus enemigos con seguridad, alimentarse deliciosamente sin temer ya a la
muerte del fruto de los árboles de la vida y de la ciencia del bien y del mal,
y beber a boca llena las aguas celestiales de la hermosa fuente que allí mana
en abundancia. Mejor dicho, siendo Ella misma este paraíso terrestre o esta
tierra virgen y bendita de la que fueron arrojados Adán y Eva pecadores,
permite entrar solamente a aquellos a quienes le place para hacerlos llegar a
la santidad. [45]
De siglo en siglo, pero de modo especial hacia el fin del mundo,
todos los "ricos del pueblo suplicarán tu rostro". San Bernardo
comenta así estas palabras del Espíritu Santo: los mayores santos, las personas
más ricas en gracia y virtud son los más asiduos en rogar a la Santísima Virgen
y contemplarla siempre como el modelo perfecto a imitar y la ayuda eficaz que
les debe socorrer. [46]
o
Rezo del Santo
Rosario
o
Participación
en la Santa Eucaristía
3.-
Por la noche:
o
Examen de
conciencia
o
Rezar:
Acto de Contrición
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte
ofendido. Sobre todo porque al pecar te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme
de las ocasiones próximas de pecado. Amén.
La Salve
Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a
ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
“Nunc dimitis”
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos
los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cinco Ave María
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita Tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Visita
Evangelización Activa
Evangelización Activa, es un
equipo de laicos comprometidos dirigido por el Pbro. Ernesto María Caro, que
desde 1997 lleva la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo mediante el
uso de los medios electrónicos.
Nota Importante:
Este
documento tiene como finalidad animarte a ti, amable lector, a Consagrarte a
Jesucristo, por medio de María. Adquiere el libro “A Jesús por María”, Un camino para la perfecta consagración, del
Padre Ernesto María Caro Osorio, en www.integractiva.com.mx e invita
a más personas a vivir esta maravillosa experiencia de Encuentro con Jesús,
conducido de la mano de María.